El Gran Sol Rojo del Amanecer

miércoles, 15 de junio de 2011

Del libro: EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO EN EL ECUADOR

Miguel Campos
Ambato, 19 abril del 2011

CAPÍTULO VI
Sobre la estrategia y táctica de la revolución
Una vez que hemos estudiado el desarrollo del capitalismo burocrático en el Ecuador, y conforme a esto, los programas de gobierno de los partidos revisionistas y del proletariado revolucionario, debemos hacer un último análisis, el de la estrategia y táctica a seguir para avanzar por el camino democrático.
El marxismo-leninismo-maoísmo, que no es sino la experiencia revolucionaria del proletariado durante 160 años de enconada lucha de clases, nos enseña que existen dos caminos que puede tomar el pueblo frente a la crisis del sistema: el camino burocrático y el camino democrático.
El camino burocrático es el camino del imperialismo y las clases dominantes, el que busca llevar a las masas hacia su inserción en la vida institucional del viejo Estado, ya sea por medio de la represión abierta o por medio del engaño electoral, o por ambas a la vez. El sistema del capitalismo burocrático necesita que las masas confíen en el viejo Estado, que lo vean como si fuera de “todo el pueblo”, que las autoridades del gobierno central estén legitimadas ante las masas, que las FFAA y la Policía no sean vistas como entidades represivas sino de “servicio al pueblo”, etc. Para imponer toda esta dominación, el mecanismo que mejor ha perfeccionado el imperialismo y las clases dominantes en los últimos años es el de la democracia burguesa.
Es evidente e irrefutable como la “democracia” en el Ecuador se resumen en ir a votar cada 2 o 4 años en las elecciones presidenciales, seccionales y/o referéndums; elecciones que son fraudulentas y en las que siempre ganarán una u otra facción de las clases dominantes pues todo el aparataje del viejo Estado (complementado con las máquinas electorales de los partidos de la gran burguesía) está orientado a que el viejo poder se sostenga y legitime.
Durante largas décadas, el revisionismo de viejo y nuevo cuño, ha venido sosteniendo que la participación electoral es “buena” para “acumular fuerzas” en función de la “revolución y el socialismo” y que no participar en elecciones o hacerlo de una forma no convencional, es “infantilismo de izquierda”.
Al respecto vale estudiar a fondo lo que dicen los clásicos respecto a la democracia burguesa y la participación del proletariado en la misma.
“Particularmente, en la sociedad burguesa, la democracia constituye la forma de dominación de clase de la burguesía. Hasta cierto tiempo la burguesía está interesada en la democracia como medio de su dominación política. Elabora la Constitución, crea el Parlamento y otras instituciones representativas, establece el “derecho al sufragio universal” y la libertad política formal. Sin embargo, la posibilidad de hacer uso de tales derechos e instituciones democráticas por parte de las extensas masas trabajadoras es disminuida por todos los medios, y, en su conjunto, el aparato democrático de la República burguesa está adaptado para que pueda paralizar la actividad política de las masas y apartar a los trabajadores de su participación en la vida política. “La democracia burguesa, escribía Lenin, constituyendo una gran progreso histórico en comparación con el medioevo, sigue siendo siempre –y bajo el capitalismo no puede dejar de serlo- estrecha, castrada, falsificada, hipócrita; un paraíso para los ricos y una trampa y un engaño para los explotados, para los pobres”. El “lugar de charlatanería” parlamentaria es una pantalla para encubrir la política secreta interior y exterior anti-popular que se elabora en un estrecho círculo de banqueros, empresarios y políticos profesionales, y se realiza con la ayuda del aparato ejecutivo del Poder estatal, independientemente del Parlamento, que también, dicho sea de paso, es generalmente un órgano obediente de la burguesía. El llamado “derecho al sufragio universal” en realidad se reduce –como ya lo dijo Marx- “a que una vez cada tres o seis años se le dé al elector la posibilidad de decidir qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo en el Parlamento”. Cuando hay una crisis o una guerra, cuando el Poder de la burguesía está amenazado, se dejan de lado las pantallas democráticas y en la escena aparece la dictadura militar abierta de la burguesía. Durante la época del imperialismo se efectúa en los Estados burgueses “el viraje desde la democracia hacia la reacción política”(Lenin).”[1]   
El texto citado nos deja muchas lecciones, pero resaltan dos: la democracia burguesa es solo una fachada de opresión de las clases dominantes, y se reduce a darle a los oprimidos la posibilidad de elegir cada cierto tiempo quien ha de aplastarlos en el parlamento o la presidencia.
Y la segunda lección importante, es que la democracia burguesa durante el desarrollo del capitalismo en su etapa de libre empresa, daba a las masas ciertos derechos y posibilidades de participar en las elecciones.[2] Pero cuando el capitalismo hace su ingreso a su fase última de desarrollo, el monopolio o imperialismo, la democracia burguesa hace un rápido giro hacia la reacción política. Es decir, en la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, ya no cabe participar en ellas para obtener diputados o curules, sino exclusivamente con fines de agitación y propaganda.
Lenin, en una de sus obras que tanto ha sido manipulada traicioneramente por el revisionismo, nos dice: “Indudablemente, quien de un modo general siguiera sosteniendo la vieja afirmación de que abstenerse de participar en los parlamentos burgueses es inadmisible en todas las circunstancias, estaría en un error. No puedo intentar formular aquí las condiciones en que es útil el boicot, porque el objeto de este artículo es más modesto: se reduce sólo a analizar la experiencia rusa en relación con algunas cuestiones actuales de táctica comunista internacional.”[3]
Como vemos, la táctica de participar en las elecciones burguesas para obtener diputados o “representantes” (en determinados momentos y condiciones) correspondía plenamente a la época del capitalismo de libre empresa, por eso Lenin se refiere a ella como “la vieja afirmación”. En la época del imperialismo, esa “vieja afirmación” pierde por completo su esencia ya que no existe democracia burguesa como antes (aun con todas sus trampas, se veía obligada a conceder ciertas libertades públicas, derechos políticos, etc.) sino  reacción política en toda la línea (lo que significa que el imperialismo y la burguesía tratan de recortar al máximo los derechos y libertades públicas, creando Estados policíacos, militarizando la sociedad, reforzando la legislación penal, asesinando y encarcelando a opositores, censurando la libertad de pensamiento y expresión, etc.) .  En la época del imperialismo, no sólo se discute la no participación “convencional” (para obtener diputados, alcaldes, etc.) sino que se plantea principalmente utilizar las elecciones burguesas con fines de agitación y propaganda e inclusive se habla del boicot electoral.
Por eso Lenin, un gran bolchevique, jamás se planteó dar una “receta” para la participación electoral, como mañosa y traicioneramente lo plantean el revisionismo de viejo y nuevo cuño, sino únicamente una guía general sobre la táctica de los comunistas en torno a como utilizar las elecciones burguesas en los distintos períodos, que pueden ir desde utilizarlas como tribuna de agitación y propaganda hasta boicotearlas, según la fuerza que el proletariado y su Partido tengan.
En la experiencia de la revolución rusa, existe un gran período en 1905, sobre como concebían Lenin y los bolcheviques la participación en elecciones.
“…el problema puesto a la orden del día por todo el pueblo es el derrocamiento de la autocracia y la convocatoria de la Asamblea Constituyente. Los congresos del Partido deben resolver no las cuestiones a que se refiere, oportuna o inoportunamente, este o el otro escritor, sino las que tienen una importancia política seria en virtud de las condiciones del momento y como consecuencia de la marcha objetiva del desarrollo social.
    ¿Qué importancia tiene el gobierno provisional revolucionario en la revolución presente y en la lucha general del proletariado? La resolución del Congreso lo explica, indicando desde el comienzo la necesidad de la "libertad política más completa posible", tanto desde el punto de vista de los intereses inmediatos del proletariado como desde el punto de vista de los "objetivos finales del socialismo". Pero la libertad política completa exige la sustitución de la autocracia zarista por la república democrática, como se reconoce ya en el programa de nuestro Partido. Subrayar la consigna de la república democrática en la resolución de Congreso es necesario desde el punto de vista lógico y de principio, pues el proletariado, como combatiente de vanguardia por la democracia, trata de alcanzar precisamente la libertad completa; además, subrayar esto es tanto más útil en el momento actual, cuanto que precisamente ahora se presentan con la bandera del "democratismo" los monárquicos, a saber: el llamado partido constitucional "democrático" o de "Osvobozhdenie". Para la instauración de la república es absolutamente necesaria la asamblea de los representantes populares, asamblea que debe ser necesariamente de todo el pueblo (a base del sufragio universal, igual, directo y secreto) y constituyente. Esto es lo que reconoce más adelante la resolución del Congreso. Pero no se limita a esto. Para establecer un nuevo orden de cosas que "exprese realmente la voluntad del pueblo" no basta con dar a la asamblea representativa la denominación de constituyente. Es preciso que dicha asamblea tenga poder y fuerza para "constituir". Dándose cuenta de ello, la resolución del Congreso no se limita a la consigna formal de "Asamblea Constituyente", sino que añade las condiciones materiales, únicas bajo las cuales será posible a dicha Asamblea el cumplimiento de su misión. Indicar las condiciones en que la Asamblea Constituyente nominal puede convertirse en Asamblea Constituyente efectiva es de una necesidad imperiosa, ya que la burguesía liberal, personificada por el partido constitucional monárquico, falsea deliberadamente, como hemos indicado ya más de una vez, la consigna de Asamblea Constituyente de todo el pueblo, reduciéndola a una frase vacía.
    La resolución del Congreso dice que sólo un gobierno provisional revolucionario, con la particularidad de que sea el órgano de la insurrección popular victoriosa, es capaz de garantizar la libertad completa de la agitación electoral y de convocar una asamblea que exprese realmente la voluntad del pueblo. ¿Es justa esta tesis? Quien piense ponerla en tela de juicio debe afirmar que el gobierno zarista puede no tender la mano a la reacción, que es capaz de ser neutral durante las elecciones, que puede preocuparse de la expresión real de la voluntad del pueblo. Semejantes afirmaciones son tan absurdas, que nadie las defenderá abiertamente, pero precisamente nuestras gentes de Osvobozhdenie nos las hacen pasar furtivamente bajo la bandera liberal. La Asamblea Constituyente debe convocarla alguien; las elecciones libres y justas deben ser garantizadas por alguien; alguien debe otorgar enteramente a esta Asamblea la fuerza y el poder; sólo un gobierno revolucionario que sea el órgano de la insurrección puede querer con entera sinceridad esto y tener fuerzas para hacer todo lo necesario con el fin de realizarlo. El gobierno zarista se opondrá inevitablemente a ello. Un gobierno liberal, que hubiera concertado un arreglo con el zar y no se apoyara enteramente en la insurrección popular, no sería capaz de querer sinceramente esto, ni de realizarlo, aun en el caso de desearlo con la mayor sinceridad. Por consiguiente, la resolución del Congreso da la única consigna democrática acertada y del todo consecuente….()…estamos obligados a presionar desde abajo sobre el gobierno provisional revolucionario. Para ejercer esta presión desde abajo, el proletariado debe estar armado pues en los momentos revolucionarios las cosas llegan con una rapidez particular hasta la guerra civil directa --, y dirigido por la socialdemocracia. El fin de esta presión armada es "mantener, consolidar y extender las conquistas de la revolución", esto es, las conquistas que, desde el punto de vista de los intereses del proletariado, deben consistir en la aplicación de todo nuestro programa mínimo.”[4]
El III Congreso de los bolcheviques con Lenin al frente, determina como condiciones para que el proletariado participe en la Asamblea Constituyente: 1.-Que la asamblea constituyente sea convocada por un gobierno provisional revolucionario; 2.-Que dicho gobierno provisional revolucionario sea el órgano de la insurrección popular victoriosa; 3.-Que sea el proletariado armado quien supervise, vigile y empuje hacia adelante al gobierno provisional revolucionario en el cumplimiento del programa mínimo, es decir el de la etapa democrática.
Con cuanta sencillez y firmeza proletaria, nos expone Lenin las condiciones materiales, políticas e históricas como contexto general para que el proletariado y su Partido participen en la Asamblea Constituyente en el marco de la revolución democrática. Y sin embargo, los revisionistas de viejo y nuevo cuño, se han encargado de enterrar y falsear las tesis leninistas sobre la participación en elecciones y sobre las dos etapas de la revolución. Por eso es un deber de los comunistas y revolucionarios, “desenterrar” el verdadero carácter revolucionario del leninismo, desempolvarlo y ponerlo en el estandarte de la revolución.
Otra importante enseñanza que nos da el marxismo revolucionario sobre el tema de las elecciones burguesas, es la política desarrollada por el Partido Comunista de China con Mao Tse Tung a la cabeza, en el transcurso de la Guerra Popular. En 1945, Liu Shao-chi plantea entregar las armas a Chiang Kai-shek a cambio de curules parlamentarios,  lo cual es severamente rechazado por Mao Tse Tung y el PCCH, prosiguiendo la GP hasta la conquista del Poder en todo el país.
Esta enseñanza es muy importante, pues a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, el imperialismo y las clases dominantes han implementado la estrategia de frenar y desviar los procesos revolucionarios y de liberación nacional a través de los acuerdos de paz y la participación en elecciones. Esta estrategia consiste en firmar acuerdos de paz que consisten en desarmar a las masas y encarrilar a los partidos y organizaciones que las dirigen, en las elecciones burguesas, para que sirvan así a reestructurar el viejo Estado llevando a las masas a la cola de la gran burguesía y el imperialismo. El revisionismo es experto en este tipo de traiciones: el FMLN en El Salvador; la URNG en Guatemala, etc.
Por rechazar el marxismo revolucionario fue derrotada la Guerra Popular en Nepal. En este caso, el Partido Comunista firmó un acuerdo de paz que implicaba entregar las armas a contenedores bajo supervisión de la ONU (coalición imperialista), desintegrar el Nuevo Poder en el campo (bases de apoyo) y participar en las elecciones. El PC siguiendo la línea revisionista de Prachanda hizo todo eso, y pese a que ganó un porcentaje importante de curules, no fue capaz de hacer el más mínimo cambio en la estructura del capitalismo burocrático en Nepal. No está por demás recalcar que cuando comenzó todo esto en el año 2006-2007, el revisionismo internacional “saludó” fervientemente la decisión del Partido Comunista de ese país, siendo relevante el caso del PCMLE-MPD que hablaba de “un gran triunfo de los pueblos”…   
Hacemos nuestra la crítica que alrededor de este tema, hizo el Partido Comunista de la India (Maoísta) en noviembre de 2006: “El acuerdo para el depósito de armas del ejército del pueblo en los acuartelamientos designados está plagada de peligrosas consecuencias. Este acto podría conducir al desarme de las masas oprimidas de Nepal y a un retroceso de los logros alcanzados por el pueblo de Nepal en la década de la Guerra Popular a costa de inmensos sacrificios…Experiencias de la revolución mundial han demostrado una y otra vez que sin el ejército del pueblo, es imposible que el pueblo pueda ejercer su poder. Nada es más terrible para el imperialismo y los reaccionarios que las masas armadas y por lo tanto, con mucho gusto entran en cualquier acuerdo para su desarme. De hecho, el desarme de las masas ha sido el estribillo constante de todas las clases dominantes reaccionarias, desde la aparición de la sociedad dividida en clases. Las masas sin armas son presa fácil de las clases reaccionarias y los imperialistas, que incluso perpetran masacres como lo demuestra la historia. El CC del PCI (Maoísta), como uno de los destacamentos del proletariado mundial, advierte al Partido Comunista de Nepal (Maoísta) y al pueblo de Nepal del grave peligro inherente en el acuerdo de depositar las armas y les exhorta a que reconsideren sus tácticas a la luz de la amarga experiencia histórica.”[5]
En definitiva, las elecciones burguesas son un mecanismo de dominación del imperialismo y las clases reaccionarias, que llevan al camino burocrático.
EL CAMINO DEMOCRÁTICO
El imperialismo y las clases dominantes buscan permanentemente que el proletariado y el pueblo transiten el camino burocrático, que sirvan a la reestructuración del viejo Estado, que acepten dócilmente la opresión y desfoguen todo su descontento en las urnas.
Contra el camino burocrático, se levantan el camino democrático.
El camino democrático es aquel que desarrolla el proletariado y el pueblo y conduce a la revolución.  Este camino se nutre de la fuerza y organización de los de abajo. Históricamente, el pueblo ha tenido episodios importantes en la lucha de clases que pudieron ser la puerta de ingreso al camino democrático, como fueron por ejemplo la Huelga General del 15 de Noviembre de 1922, el levantamiento popular armado de mayo de 1944, etc.; sin embargo no ha podido transitar dicho camino porque cuando apenas empezaba a “pisarlo”, era rápidamente sacado de ahí por el revisionismo de viejo y nuevo cuño o en todo caso por la ausencia de dirección proletaria.  Es así que el imperialismo, las clases dominantes y el revisionismo se coluden para evitar que el proletariado y el pueblo transiten el camino democrático.
El camino democrático lo entendemos como el proceso de preparación y desarrollo de la Guerra Popular. No es posible hacerlo de otra manera.
En este capítulo creemos necesario hacer un análisis de dos planteamientos ideológico-políticos que obstaculizan el inicio del camino democrático y que,  una vez iniciado, detendrán su desarrollo y culminación o pueden desviarlo. Nos referimos por un lado al pacifismo, y por otro, al insurreccionalismo de papel y el revisionismo armado.
El pacifismo
Hay muchas personas democráticas sinceras que no creen en la necesidad de utilizar la violencia revolucionaria organizada de las masas para derrocar el viejo sistema de opresión. Y es lógico que ello se dé, pues por un lado, durante largos años el revisionismo y el reformismo han planteado el pacifismo, han desmovilizado los combates del pueblo, han insistido en el legalismo y el parlamentarismo, etc., y por otro lado, el imperialismo y las clases dominantes tratan de hacer pasar como “violencia revolucionaria” las acciones militaristas de las FARC y otros grupos revisionistas que están divorciados del pueblo.
Es así que un sector de las masas no comprende la necesidad de la violencia revolucionaria.
Para transitar el camino democrático es necesario en primer lugar derrotar estas dos posiciones. El pacifismo, históricamente, ha llevado a los pueblos y organizaciones a la derrota. Ningún cambio trascendente se ha llevado en paz. La liberación de los esclavos solo fue posible después de toda una larga etapa de grandes levantamientos de esclavos, siendo el más conocido el que dirigió Espartaco. La misma burguesía, cuando era “revolucionaria”, apeló a la violencia de las masas para derrotar a la monarquía y el feudalismo, siendo el ejemplo más evidente la Revolución Francesa de 1789 o la Independencia de los EEUU en 1776. El proletariado no es la excepción y para derrotar a sus opresores ha utilizado su propia violencia, como lo prueban la Revolución Rusa de Octubre de 1917 y la Revolución de Nueva Democracia en China en 1949.
Como vemos, la violencia en la historia ha ocupado un papel trascendente y como nos enseña Carlos Marx es la partera de la nueva sociedad. Entonces, el pacifismo es una corriente pequeño-burguesa y burguesa que busca apaciguar la lucha del pueblo y llevarlo por el camino de la concertación, de la conciliación entre opresores y oprimidos.
Quienes aceptaron el pacifismo (sumado a otras desviaciones como el parlamentarismo y apoyar a las facciones de la gran burguesía) acabaron derrotados sangrientamente como es el caso de la masacre de los revisionistas y el pueblo en Indonesia en 1961, en Chile en septiembre de 1973. Igualmente fueron derrotados quienes firmaron acuerdos de paz y entregaron las armas: El Salvador y Guatemala entre finales de la década del 80 y principios de los 90; y Nepal desde el 2006.
No existe posibilidad alguna de cambiar la injusticia y opresión de una forma pacífica…si alguien puede comprobarlo en la práctica con grandes resultados pues listo todos vamos por ese camino. Pero lamentablemente la vida no es así y nos toca transitar por la vía de la violencia revolucionaria y decimos “lamentablemente” porque los comunistas y revolucionarios no amamos la guerra y la sangre, al contrario anhelamos un mundo de paz, pero no la paz de los sepulcros o las bayonetas, sino la paz producto de una nueva sociedad de trabajadores, cuyo esfuerzo y dirección colectiva sea la piedra angular de su edificación.
Por otra parte, el imperialismo y las clases dominantes tratan de hacer pasar como “violencia revolucionaria” las acciones militaristas aisladas de las masas.
En esta dirección la prensa burguesa transmite casi todos los días con grandes titulares lo que hace las FARC, para acto seguido decir que eso es la “revolución” generando obviamente el amplio rechazo de las masas. En contrapartida la prensa burguesa omite casi por completo los procesos revolucionarios que, en distintas partes del mundo, son dirigidos por el proletariado y su Partido como por ejemplo la Guerra Popular que se desarrolla en India, Perú, Turquía y Filipinas.
Como podemos ver el pacifismo se complementa con la propaganda burguesa y el militarismo pequeño-burgués; hacen un complemento  en el cual los primeros plantean la conciliación; y los segundos hacen propaganda reaccionaria basándose en la “ayuda” que les dan los terceros con su práctica militarista.
El insurreccionalismo de papel y el revisionismo armado
Durante varias décadas, en medio de una compleja mezcla de planteamientos pequeño-burgueses y tomando de prestado unas cuantas frases y tesis del marxismo, se ha ido conformando una línea militar revisionista que la levantan diversos partidos y organizaciones que van desde el trotskismo, pasando por el hoxhismo hasta llegar al bolivarianismo y el anarquismo.
De este eclecticismo nacen el insurreccionalismo de papel y el revisionismo armado.
El insurreccionalismo de papel consiste en un dualismo oportunista que plantea un discurso radical, incendiario, “insurreccionalista” para ganar a las masas y adeptos; discurso que se diluye en las elecciones burguesas y la inserción dentro de los proyectos del viejo Estado. De ahí deriva precisamente su nombre, porque el discurso de la insurrección se queda en los papeles y sirve para mantener una cierta base social confundida con la cual poder traficar la lucha social. Un ejemplo del insurreccionalismo de papel es el Grupo de Combatientes Populares, organización afín al revisionismo hoxhista que nace en 1994. Transcribimos a continuación un extracto de sus documentos:
“Es evidente que el imperialismo norteamericano ha sufrido varios golpes políticos en la región; la mayoría de los analistas los circunscriben o restringen a los resultados electorales producidos en varios países, entre los que destacan los triunfos de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Lula…el imperialismo yanqui se encuentra incómodo –por decir lo menos- con lo que está ocurriendo, porque sus principales peones han perdido espacio; la misma capacidad de maniobra del imperialismo se encuentra afectada al haber sido golpeadas poderosas facciones burguesas a su servicio en distintos países…el actual escenario latinoamericano nos plantea el reto de desarrollar la capacidad plena para aprovechar esta coyuntura y dirigir el movimiento de masas hacia una salida insurreccional…”[6]
En este documento es evidente el insurreccionalismo de papel. Por un lado, el GCP plantea un apoyo encubierto a los gobiernos de Chávez, Morales, Correa y Lula al plantear que son “golpes políticos a la región” dados al imperialismo norteamericano, lo cual es completamente falso pues dichos gobiernos nunca dejaron de tener a los EEUU como uno de los principales socios comerciales y financieros[7], además de servir al imperialismo chino y ruso. Después dice el GCP, que las maniobras del imperialismo se encuentran afectadas porque han “sido golpeadas poderosas facciones burguesas a su servicio”, lo cual también es falso, pues dichos gobiernos son representantes de la gran burguesía, de la facción burocrática, y aliados a los terratenientes. Las cúpulas del PSUV, de Alianza País, del MAS, del PT y sus grupos –que son las organizaciones políticas de dichos gobiernos- son verdaderas mafias oligárquicas de funcionarios corruptos que hacen grandes negociados con los viejos estados, evaden impuestos, contrabandean, etc.
Finalmente y después de ocasionar una gran confusión en las masas, plantean “aprovechar” el escenario latinoamericano para conducir a las masas hacia una “salida insurreccional”, lo cual raya al extremo del ridículo, pues primero apoyan a gobiernos burgueses fascistas como el de Chávez, Morales, Correa y Lula y acto seguido plantean la “salida insurreccional” de la forma más espontánea y ecléctica. Es decir el GCP tiene en su esencia un discurso radical, insurreccionalista pero su práctica es la de apoyar a las burguesías burocráticas y diluirse en los procesos reformistas. 
El revisionismo armado es una característica propia de aquellas organizaciones que, siendo revisionistas, por una u otra razón se vieron en la necesidad de empuñar las armas o que antes de empuñarlas eran marxistas y degeneraron en el camino de la guerra.             
Un ejemplo del revisionismo armado son las FARC en Colombia, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Chile, etc.
Son revisionistas porque sus principios, objetivos y programas no corresponden a los intereses del proletariado sino de la pequeña-burguesía e incluso de la burguesía, así por ejemplo el programa de las FARC es un programa democrático-burgués de viejo tipo y ésta organización se guía por el “bolivarianismo”, “guevarismo”, etc. El caso del FPMR es similar: fue creado por el viejo Partido Comunista de Chile (pro-soviético) en los años 80, para luchar contra Pinochet en el marco de las disputas inter-imperialistas (entre los EEUU y el social-imperialismo soviético) y las disputas inter-burguesas (Pinochet representando a la burguesía compradora y los allendistas a la burguesía burocrática). 
Sin embargo de todo esto existe cierta gente, sobre todo el revisionismo hoxhista, que plantea que estas organizaciones y otras por el estilo son “revolucionarias” y hasta “comunistas” por el solo hecho de estar armadas y realizar combates contra las fuerzas del orden.
No logran ver que el solo hecho de tener una metralleta, usar banderas rojas y estar al margen de la legalidad, no hace de por sí “revolucionaria” a una organización o grupo de personas. Los ejemplos más palpables los tenemos en los años 80, cuando diversas organizaciones revisionistas armadas en Centroamérica, como el FSLN, FMLN, URNG, y otras, claudicaron frente al imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes. El caso de los sandinistas es particularmente vergonzoso, pues llegaron a tomar el poder, sin embargo de lo cual, no cumplieron las realizaciones democráticas de nuevo tipo, pero lo que si hicieron rápidamente es convocar a elecciones a la manera antigua (burguesa) en las que perdieron la presidencia frente a la derechista Violeta Chamorro. 
En tales circunstancias el revisionismo armado genera mucho daño a la causa de la revolución proletaria mundial, tal como lo demuestra el caso de Colombia, en donde las FARC y el ELN han creado un verdadero estancamiento de la lucha social y un creciente repudio de las masas a nivel internacional debido a sus prácticas militaristas y a la mezcla con el narcotráfico, realidad que aunque duela a algunos revisionistas, no se la puede ocultar. Los mismos errores de estas organizaciones al confiar en las burguesías burocráticas (Chávez y Correa) les ha llevado a perder a viejos líderes como es el caso de Raúl Reyes en Angostura en el 2008 y guerrilleros de mandos medios capturados en Venezuela en el 2010 y extraditados a Colombia.
Finalizamos este estudio sobre el insurreccionalismo de papel y el revisionismo armado, concepciones y prácticas pequeño-burguesas, eclécticas, oportunistas y subjetivas, para entrar a estudia la Guerra Popular, estrategia militar del proletariado revolucionario.
La Guerra Popular es la forma que adoptará la guerra revolucionaria por el poder en el Ecuador.
La historia de la humanidad, en medio de la más encarnizada lucha de clases, conoce dos modelos clásicos para la toma del poder: la insurrección y la guerra popular. La experiencia más desarrollada de una insurrección la encontramos en la Revolución Socialista de Octubre en Rusia en 1917; mientras que la experiencia de la Guerra Popular más desarrollada la encontramos en la Revolución de Nueva Democracia en China.
Tanto la insurrección como la guerra popular tienen sus leyes generales y principios militares.
Sin embargo, y de acuerdo a la premisa de que el marxismo es el análisis concreto de la realidad concreta, debemos partir de la caracterización del Ecuador para determinar el modelo a seguir.
Existen sectores, algunos revisionistas y otros revolucionarios sinceros, que plantean la insurrección como modelo militar a seguir en nuestro país para la revolución. Estas posturas en general parten de un escaso conocimiento de la formación económica-social del Ecuador o de la tergiversación intencionada de esta realidad para ocultar posturas oportunistas y parlamentaristas.
¿Por qué no es aplicable el modelo de la insurrección en el Ecuador?
Este modelo clásico se basa en el proletariado industrial y la clase obrera en general, como el motor y la fuerza principal de la insurrección. Es decir es perfectamente aplicable en los países con un importante crecimiento del proletariado, lo que a su vez evidencia un considerable desarrollo industrial.
Vale tener en cuenta que en la Rusia zarista, si bien la industrialización del país no era muy grande, si existían ramas de la producción industrial importantes que generaron varias centenas de miles de obreros fabriles. Además la insurrección no fue solo el acto de un día, como pretenden hacerlo ver los revisionistas.
La insurrección en Rusia estuvo acompañada de toda una etapa previa de lucha guerrillera, que se desató entre 1905, 1912 y 1917. Más aún, después de la toma del poder vino la intervención imperialista y la ofensiva del Ejército Blanco, frente a la cual los bolcheviques tuvieron que hacer frente con una gran guerra de guerrillas, guerra de posiciones y guerra de movimientos.
Entonces ¿es posible el modelo de la insurrección en Ecuador? La respuesta es no; porque en nuestro país, al desenvolverse el capitalismo burocrático, el proletariado es muy reducido, y al contrario, el campesinado tiene un importante peso en la economía y la población del Ecuador.
Con lo poca “industria” que tiene el país, como es la de ensamblaje, bebidas, alimentos, textiles y otros, el proletariado si bien sigue siendo la clase de vanguardia (pues no importa su número, sino su condición de ser la última clase de la historia, la más oprimida pero a su vez la más avanzada), no es ni puede ser la fuerza principal precisamente porque es extremadamente pequeña.
La formación económica-social del Ecuador ha determinado que el poco desarrollo “industrial” del país se limita a Quito, Guayaquil y Cuenca fundamentalmente; mientras que existe muy poca “industria” o casi nada en Manabí, le sigue El Oro, Tungurahua y Santo Domingo.
En cambio, la condición de país semi-feudal ha determinado que la agricultura sea una de las principales ramas de producción del Ecuador. Existen aproximadamente 5 millones de campesinos[8], que en su inmensa mayoría son minifundistas y producen con métodos precarios como el labrado con yunta. 
Podemos entonces, plantear firmemente, que la insurrección como tal, no es aplicable al Ecuador y que levantar esta tesis implica un desconocimiento de la formación económica-social del país en el mejor de los casos y en otros, demuestra oportunismo político, pues como el PCMLE y otros partidos revisionistas, hablan de la insurrección en un tiempo que nunca especifican y que “algún día las masas tomarán los fusiles”…mientras tanto a “seguir acumulando fuerzas en el Parlamento”.
La Guerra Popular
La teoría de la Guerra Popular es un aporte al marxismo-leninismo hecho por el Presidente Mao Tse Tung.
Mao sistematizó toda la experiencia de la lucha armada en China durante más de 25 años y que se complementa con un análisis exhaustivo de las experiencias históricas de distintos procesos revolucionarios, sobre todo en los países oprimidos.
No haremos en este punto un análisis exhaustivo de las leyes y estrategias militares de la Guerra Popular porque ese no es el objetivo principal de este estudio. Nuestro propósito es más modesto, nos limitaremos a analizar las posibilidades reales de aplicar este modelo con éxito en nuestro país, ya que afrontamos la revolución democrática de nuevo tipo.
La Guerra Popular, como estrategia militar del proletariado revolucionario, se basa en los países oprimidos en los siguientes ejes:
-la fuerza principal es el campesinado, mientras la fuerza dirigente es el proletariado;
-es una guerra revolucionaria que va del campo a la ciudad;
-tiene tres etapas básicas: defensiva estratégica, equilibrio estratégico y ofensiva estratégica;
-sus dos banderas principales de lucha son la solución del problema nacional y el de la tierra, las cuales se condensan en el programa de la Nueva Democracia.
Frente a la etapa democrática de la revolución y la etapa socialista, Lenin nos enseña: “El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía. El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para destrozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía.”[9]
En el curso de la revolución china, Mao Tse Tung nos enseña que el campesinado tiene una enorme energía democrático-revolucionaria, la misma que si es debidamente encendida y direccionada se convierte en la fuerza principal de la revolución democrática.
Como vemos, al ser el Ecuador un país semi-feudal y semi-colonial, y correspondientemente a esto, necesitar la revolución democrática, la Guerra Popular es perfectamente aplicable. Y uno de los principios de los Clásicos del Marxismo, referente a que el campesinado es la fuerza principal en tanto que el proletariado es la fuerza dirigente del proceso, tiene plena vigencia. Se trata entonces, de que las grandes masas de campesinos pobres son la base orgánica de la GP, mientras que es el proletariado expresado fundamentalmente por medio del Partido Comunista de nuevo tipo y el sindicalismo rojo, quienes dirigen el proceso. La pequeña-burguesía urbana (estudiantes, maestros, comerciantes y otros) cumplen un papel complementario en el proceso, sobre todo cuando éste pasa a la ofensiva dentro de las ciudades, sean pequeñas, medianas o grandes.
Precisamente el campesinado pobre será movilizado bajo la bandera de la toma de tierras, de la repartición de las grandes haciendas propiedad de los terratenientes y su entrega gratuita a los campesinos con poca tierra o sin tierra. Y todos los sectores, desde el proletariado,  el campesinado pobre y medio hasta la pequeña y mediana burguesía serán movilizados sobre la base del programa de la Nueva Democracia, que en esencia consiste en barrer las tres montañas que oprimen al pueblo: el imperialismo, el capitalismo burocrático y la semi-feudalidad.     
Esto es lo básico que debemos entender, pues lo demás es complementario. No olvidar la justa enseñanza de Mao Tse Tung: “La política dirige el fusil”. Una vez comprendida la formación económica-social del Ecuador y por ende el carácter democrático de la actual etapa de la revolución, entonces entender las leyes militares de la GP y sus tres etapas básicas será más fácil.
En resumidas cuentas, la Guerra Popular es plenamente aplicable a nuestra realidad, y no solo es aplicable sino que se torna obligatorio so pena de conducir la revolución ecuatoriana al fracaso y al empantanamiento en el oportunismo y la charlatanería, tal cual ha ocurrido con los partidos revisionistas en las distintas etapas de la lucha de clases a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI en nuestro país.



[1] DICCIONARIO DE FILOSOFÍA, M. Rosental y P.Yudin. Segunda Edición Rusa de 1940.
[2] Por eso, el marxismo admitía la participación en las elecciones en determinados momentos y condiciones, levantando una dura lucha contra los anarquistas que no querían hacer ningún uso de la democracia burguesa.
[3] LA ENFERMEDAD INFANTIL DEL IZQUIERDISMO EN EL COMUNISMO. Lenin, junio de 1920.
[4] DOS TÁCTICAS DE LA SOCIAL-DEMOCRACIA EN LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA, V.I. Lenin. Ginebra, junio de 1905
[5] CONTRA LA TRAICIÓN EN NEPAL, Carta Abierta del Partido Comunista de la India (Maoísta) al Partido Comunista de Nepal Unificado (Maoísta). Julio de 2009.
[6] COMUNICADO: EN AMÉRICA LATINA LA IZQUIERDA AVANZA. Centro de Documentación de los Movimientos Armados. GCP, 6 de Julio del 2007.
[7] Venezuela por ejemplo, es el cuarto país en importancia que exporta petróleo a EEUU y Ecuador nunca dejó de servir a los EEUU en su política exterior sobre las drogas a cambio de la renovación anual del ATPDA.
[8] En este punto es importante no confundir la cantidad de población indígena con la población campesina en general. No todo campesino es indígena y viceversa. El campesinado está integrado por varios pueblos y nacionalidades, desde el pueblo afroecuatoriano, los indígenas e incluso mestizos y blancos. 
[9] DOS TÁCTICAS DE LA SOCIALDEMOCRACIA EN LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA, V.I. Lenin. Ginebra, julio de 1905

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periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.