El Gran Sol Rojo del Amanecer

lunes, 30 de septiembre de 2013

LISTOS A REIMPLANTAR LA INFAME LEY DE TIRAR A MATAR

El ministro de seguridad el fascista y agente de la CIA Raúl Mulino, teniendo en miras la ilegalización de toda protesta social arde en deseos de emular al antiguo ministro de gobierno y luego presidente de ésta Republiqueta, Marco Robles, y su criminal “ley de tirar a matar”.

Las clases gobernantes de este país, atenazadas por la profunda crisis estructural que socaba el dominio de las clases explotadoras y opresoras –ellos mismos- y la irrecuperable crisis política, tiemblan a muerte ante la perspectiva que dicha crisis económica y política abra paso a la revolución de los de abajo, de las clases populares. Por ello se han forrado con toda una serie de leyes liberticidas, represivas, hipócritamente camufladas de “antiterroristas”, para intentar pasar su pretensión de aplastar toda manifestación de descontento, protesta y lucha. Todas de claro marchamo fascista y antipopular. Preparan, realmente, la lucha contra la revolución de los explotados y oprimidos; es la contrarrevolución preventiva. Por ello, toda manifestación práctica de descontento, toda protesta social, deben ser enfrentadas violentamente cueste lo que cueste, muera quién muera.

Su odio de clase contra el pueblo, acrecentado por esa seguridad que siente y tiene de ser una clase condenada por la historia, ha de manifestarse en acciones punitiva, represivas y persecutorias en contra de cualquiera de sus destacamentos sociales que osen movilizarse por concretas e inmediatistas que sean sus reivindicaciones. Sus deseos de violencia antipopular y reaccionaria supuran por todos sus poros por mínima que sea la manifestación de descontento popular. Su reacción siempre será desmesurada, es el temor que debe implantar en la conciencia popular.

Como el pasado viernes, 26 del corriente, los estudiantes del Colegio Artes y Oficios se han salido del recinto y cerrado parcialmente la Ave. Transístmica, él sin pensarlo un poco ha dictado la orden a los elementos de los cuerpos antimotines y al cuerpo motorizado “Linces para que los reprimiesen. El saldo de la acción policíaca se ha cerrado con la detención de cuatro (4) estudiantes y de la educadora Carmen Chávez.

Los estudiantes, en forma espontánea y sin organización representativa alguna, se han visto forzados a tirarse a la calle en protesta contra decisiones impositivas de la dirección del Colegio. Pretendía el “sargento togado”, un señor llamado Ricardo Murillo –“ultraizquierdista arrepentido”, en su juventud  miembro del castrista FER-29-, mientras la ministra de embrutecimiento nacional la Opusdeísta Lucinda Molinar se lavaba las manos- el cual funge de Director del Colegio, ha pretendido imponer el traslado de siete (7) estudiantes graduandos sospechosos de haber participado en un acto protesta escenificado algunos días antes. ¿Pruebas? Ninguna ha aportado este agente policial disfrazado de director de escuela, sólo su propia obsecuencia a los mandatos antidemocráticos y fascistas, antiestudiantiles, de las autoridades del ramo.

Policía saca su arma  de reglamento contra
estudiantes
Pero, lo más grave de lo acontecido ese día y que ha provocado gran indignación lo ha sido el hecho de que un agente del cuerpo motorizado denominado “Lince”, sin causal alguno, ha desenfundado su arma de reglamento amenazando la vida de los estudiantes protestatarios. Ello en clara violación al Protocolo policial, según dictamina la ley  18 de 1997 que regula el uso de la fuerza letal para casos extremos y solo cuando la vida del funcionario esté en riesgo. Lo que aquí no era el caso dado el carácter pacífico de la protesta y de tratarse de menores de edad.

La indignación y el rechazo de la población, consciente del ya imparable proceso de fascistización del aparato del Estado y de militarización de la Fuerza Pública, proceso que la lleva a identificarlo con la conformación de una Nueva Guardia Nacional, máxime cuando se conoce que miles de “policías” han pasado cursos de adiestramiento y adoctrinamiento en escuelas policiales y paramilitares sitas en los Estados Unidos de Norteamérica, del tipo de la tristemente célebre “Escuela de las Américas” forja de dictadores, torturadores y asesinos en Panamá y toda América Latina.

Indígena  Ngabe asesinado de un balazo en
protesta antiminera
Más aun cuando conservan fresca en su memoria la violenta represión armada contra el pueblo Ngâbe Bugle que protestaba contra los proyectos mineros y la intención de desalojarlos masivamente de sus tierras ancestrales, y que ocasionó el asesinato a mansalva de un joven indígena. (Ver fotos adjuntas).

Policía asesino dispara su arma contra manifestantes
indígenas
Como ya es sabido el militarismo, consustancial a una sociedad dividida en clases sociales y en lucha entre sí, tiene sus propias leyes objetivas que rigen su nacimiento, desarrollo y obedecen a su específica lógica. Por lo que, el militarismo  dejado a sí mismo y a las propias leyes que la rigen se transforma en un monstruo indomeñable, lo que le empuja inevitablemente a devorar la sociedad que le ha dado origen. Mucho más peligroso dado su subordinación, jerárquica y doctrinal, a los intereses, designios y objetivos de una potencia extranjera, militarista y hegemonista como lo es Estados Unidos de Norteamérica.

El militarismo, policía militarizada o Nueva Guardia nacional, es el lumpensproletariado reclutado, uniformado, adoctrinado y armado por el imperialismo estadounidense y la burguesía burocrático-compradora en función antiobrera, antipopular y antiestudiantil. Es el arma de las clases explotadoras y dominantes en  este país para salvaguardar sus intereses antinacionales, antidemocráticos y políticos y económicos. Para aplastar cualquier brote de rebelión organizada de las masas trabajadoras y masas populares. En fin, para combatir armadamente a la revolución aún hoy en trance de nacer y completamente desarmada.

Los hechos están frescos aún en la memoria de los trabajadores y del pueblo panameños. Veintidos años de pisoteamiento de las libertades democráticas, de palizas, carcelazos, vejaciones, torturas y asesinatos. Sabemos ya lo que es el militarismo en el poder.

No dejemos que se repita ese negro pasaje de la historia política del país. Ese proceso de remilitarización de la vida ciudadana debe ser parado. El militarismo, así como  la negra intención de las clases gobernantes y de las clases dominantes de reimplantar la criminal ley de tirar a matar y de ilegalizar toda protesta social,  que nutren en su deseo de provocarle una sangría a las masas trabajadoras y a las masas populares, debe ser cortada de raíz ¡ahora!

Por ello los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas) de Panamá, recogiendo el mejor sentir, aspiraciones y demandas de la clase obrera y del pueblo trabajador, como paso inmediato y preparador, demandamos la inmediata desarme y disolución de la Policía Nacional; el cierre de todas las bases militares estadounidenses en nuestro país; la denuncia unilateral por parte de Panamá de todos los Convenios, pactos y tratados económicos, políticos y jurídicos que lesionando nuestra soberanía nacional nos atan al carro de guerra de y cierran los caminos a nuestra independencia nacional; corolario de todo ello, es nuestra exigencia del armamento de todo el pueblo.

No somos utópicos, ni estamos impregnados de ese ilusionismo constitucionalista ni de servilismo al actual orden institucional que corroe y pudre el alma de la pequeñoburguesía reformista, legalista, electorera y parlamentarista. Sabemos y nuestro pueblo trabajador debe comprenderlo así todas nuestras demandas políticas mínimas y posibles en la actualidad, exige el derrocamiento revolucionario de la dictadura cívico-policial y proimperialista yanqui imperante en nuestro país.

En esta lucha revolucionaria “por la conquista de la democracia” las masas estudiantiles están llamadas a cumplir un papel de punta y prestante. Ellos deben asumir el ser parte de la lucha de clases, hacer suya esta plataforma de lucha que proponemos los comunistas (marxistas-leninistas-maoístas) y  retomar la heroica tradición de ser referente revolucionario inclaudicable para el pueblo trabajador en su lucha antimilitarista, antiimperialista, antidictadura oligárquica y anti-capitalista burocrático-comprador.

En fin, el recuperar su lugar como destacamento de avanzada, independiente y revolucionario, en la lucha por la conquista del Estado de dictadura democrático-popular, con la dirección indiscutible del proletariado istmeño, y de la República de Nueva Democracia Popular; como paso necesario para la lucha por el socialismo, la dictadura del proletariado, y el comunismo.

Para ello, autoorganizarse políticamente, asumir una posición de clase proletaria rupturista con relación a todo el sistema de poder oligárquico, romper con todo servilismo de cara al actual orden constitucional e institucional, contra el sistema de Estado y este sistema económico capitalista burocrático, semifeudal y neocolonial. Ya ello, la primera condición que se le impone es hacer suya la ciencia de la revolución proletaria el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, ligarse y actuar como educadores y organizadores de la clase obrera y masas populares e impulsarla a la conquista de su propia independencia de clase. Tomándo el Marxismo-Leninismo, hoy Maoísmo, como llave maestra que abra la puerta a la lucha de clase revolucionaria.

De todo eso, se ha de concluir que la primera tarea política del movimiento estudiantil –por desgracia, hoy desorganizado y sumergido en un reaccionario quietismo- resulta ser atacar y disolver el aire cuartelario y de autoritarismo clerical-fascista que apesta el ambiente en escuelas, colegios y universidades de todo el país.
Deshacer con lucha política revolucionaria, socialista, todas las marañas de conculcaciones antidemocráticas que atenazan el sistema escolar y universitario. Imponer a las reaccionarias  fuerzas sociales y políticas, dominantes en él, la plena libertad de organización política estudiantil y de actividad, movilización, agitación y propaganda. Todo ello encaminado a superar revolucionariamente el viejo molde de reforma educativa burguesa, impregnada toda ella de legalismo, pacifismo y  servilismo ante las reaccionarias autoridades escolares y ante el Estado oligárquico burgués.

El Movimiento estudiantil jamás podrá cumplir con tal tarea política sino une sus destinos con la lucha de clase de la clase proletaria, con el Partido Comunista (marxista-leninista) de Panamá el único partido en Panamá que quiere y lucha por el triunfo de la revolución comunista en sus ininterrumpidas etapas. Sólo así el movimiento estudiantil, hoy empantanado en el reformismo y el liberalismo oligárquico, podrá conquistar su propia independencia ideológica, política y organizativa; en fin devenir en un real y auténtico Movimiento Estudiantil Revolucionario, democrático, socialista y proletario.



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Datos personales

periodista obrero. Comunista (marxista-leninista). Antiimperialista, anticapitalista y antimilitarista.